
Te dije, necesito estar contigo hoy.
Llegamos y sabes como empezar, siempre sabes como llegar y hacerme explotar, aunque a estas alturas no se quien se enciende más, prefiero pensar que es por igual.
Las ropas volaron y los espejos nos contaban cuan desesperados estabamos, cuantas ganas nos teniamos y como nos fundiamos en uno solo, como nuestras pupilas se dilataban y me hacias tocar el cielo varias veces.
Luego de toda la euforia sexual, pase a convertirme en un feto de cama, en un cuerpoamoldados tan perfectamente enrollado que se juntaba al tuyo para no perder su calor.
Me sentía protegida, me sentía alegre de tener vida, mientras acariciaba las sabanas y respiraba lento para contener el calor y así traspasarlo hacia tus poros.
Tu me dabas palabras y sentia que la existencia es buena y que estoy aprendiendo a gozarla.
De repente sentí un estirón y las lágrimas vinieron hacia mi, sentía que mi pesadez se disipaba, que lo malo del pasado salía, tenía dolor en el corazón, pero eso me hacía sentirme como si llegara hacia un ser supremo que encegece.
Lloré y me observaste, me tomaste entre tus brazos, besaste mi frente y así sin más volví a nacer, me sentí fuerte, llenaba de ese oxígeno embriagador mis pulmones y di mis primeras miradas hacia tus ojos, me levanté y caminé, te vi y agradecí el que estes aquí junto a mi.
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