El sol entraba por los lados de la cortina, lo sentí respirar en mi cara con ese suspiro que levanta al soñador.
En mi mente sólo había una pregunta, lo soñé o lo viví?
Soy una mujer a la que la fantasía de los instantes con las demás personas embriaga, adoro pasar ratos inolvidables con gente que se gana mi aprecio casi instantáneamente.
Me di la vuelta y lo ví, sentí el impulso de irme, de quedarme, de detener el tiempo y olvidar los agobios, sólo quería seguir soñando.
No recuerdo haberme sentido así alguna otra vez o no sé si lo olvidé, hubo un hombre que una vez mató las ganas de desear, pero dejó cenizas, las cuales se levantaron al mismo tiempo que yo aquel día.
Su voz se coló en mis oídos y tan solo me arruyé como una niña con el dulce canto de cuna, me metí bajo sus brazos y me deje llevar.
Es tan formidable el sentir los latidos e incluso el sonido del estómago de alguien más, había olvidado que uno de los pocos placeres que tiene el ser humano es compartir una cama, aunque muchos no lo quieran admitir.
Demoré horas en decidir si me levantaría o no, pero tenía que volver a la realidad, al bullicio de la ciudad al olor del humo y de la gente.
Hubiera sido mejor no tener que levantarme nunca.
Lo más extraño de todo es que aún no logro despejar la duda de si fue un sueño o realmente lo viví.
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