Cerré los ojos e imaginé sus defectos, sus puntos débiles y me siguió pareciendo perfecto.
Luego de mi periodo de caos afectivo, todo lo malo que pudiera tener me pareció mínimo casi reducido al tamaño de una partícula de polvo flotando en el aire.
Recordé el atardecer más hermoso que he visto, recordé que me tomé la última copa de vino con la convicción de que el día terminaría bien.
Me dí cuenta que aunque tengo cierto temor a que en algún momento tenga que despertar del sueño, no lo quiero hacer, creo que me merezco un poco más de sonrisas y hacer reír a alguien más.
Por el momento solo puedo pensar en la felicidad que me provoca el recordar y el esperar que sea otro día para volverlo a ver.
Si tengo que caer, que sea bien alto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario