Quiero tener una fascinante conversación casual,
poder besar tu cuello perfecto,
ser el espíritu pionero para que no seas más de terceros.
Abigail dices llamarte,
pero mientes,
tienes una nula autoestima,
quisiera poder raptarte
y darte los pormenores,
de esta aflicción
que me mueve dentro porque
deseo que tu cama sea mi hogar
pero vivimos adheridos, separados.
Será mi martirio de oro, pero saldré ganador,
pues lascivamente en ti
busco un tipo de indulgencia,
una amnistía,
para sufrir una agradable locura temporal.
Quiero espejismos y visiones de esta última
oportunidad que espero que sea la quinta,
la quinta real.
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